Instituto de Estudios Omañeses,(I.E.O.)es una Asociación Cultural surgida de la inquietud de varios omañeses interesados en difundir defender y promocionar la cultura en todos los aspectos de Omaña y para Omaña sin exclusiones, con amplitud de miras y con el único ánimo de dinamizar nuestra comarca.Nuestras principales actividades, hasta el momento son la organización de conferencias festival de música tradicional "Omafolk"
etc
Foto:Cortesía:(Ori)Rosa Fadón"ELFARO DE OMAÑA"
(Cueto Rosales)
EN RIELLO don ANTONIO GAMONEDA (Premio Cervantes) ENTREGA DISTINCIÓN (I.E.O.) "OMAÑES DEL AÑO" 2016 LUIS MIGUEL RABANAL RABANAL Y,... su Obra...
Entrega del Galardón a Luis Miguel Rabanal. Teniendo como protagonista su Obra. Presidiendo:don Antonio Gamoneda. Rafael Saravia.Foto: (Original recortada) Haydée Calvo. Gracias
Siempre he sentido una especial debilidad por el folklore tradicional de los pueblos españoles, por eso cuando se me presenta la ocasión, no dudo en apuntarme a una cita con la música que componían nuestros abuelos. Disfrutar de un concierto de grupos como Mayalde, Mester de Juglaría, Aldaba o el maestro Eliseo Parra es un lujo y, si encima el evento se celebra en un entorno rural, el placer es doble. Esta vez tocaba gozar de las alegres melodías de Gritsanda, un grupo de música tradicional leonesa compuesto íntegramente por mujeres. El concierto se celebraba en el marco de la IX Edición del Omafolk, un evento promovido por el Instituto de Estudios Omañeses (IEO), una asociación que vela por mantener y difundir el patrimonio cultural de los pueblos leoneses de la comarca de Omaña. Bajo un sol de justicia y en un bonito enclave (un pueblín llamado Villaceid), las cinco componentes de Gritsanda nos regalaron un recital de canciones populares recopiladas de la memoria ancestral de diferentes pueblos leoneses. Qué maravilla ver cómo aperos de labranza como cribas o madreñas, o mobiliario rústico como jarrones o mesas, de repente se convertían en los más armónicos instrumentos musicales."
El calecho, al igual que el filandón, otra de las costumbres populares de la montaña leonesa, también consistía en una reunión entre vecinos, pero aportando matices y elementos propios, que lo difieren claramente del segundo. El calecho podía organizarse durante cualquier día del año, es decir, no tenía límites estacionales, y tenía lugar en veladas que se celebraban siempre antes de retirarse la gente a cenar. Otra diferencia notable es que a él se solían incorporar todos los vecinos, a diferencia del filandón, que congregaba habitualmente a los mozos y a las mozas de cada pueblo. La intención, no obstante, era similar, pues durante esas reuniones se aprovechaba para contar multitud de historias, incluso cuentos y leyendas, o anécdotas referidas a cualquier asunto que tuviese relación con las vicisitudes diarias de cada pueblo."